Sep 6, 2016

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Apr 14, 2016

Hilando historias

Ya no puedo más, necesito escribir. Tomo mi teléfono, abro el app de las notas y comienzo:
Luisa llega a su casa, cansada; pero su computadora la llama tiene muchísimo tiempo que dejó de escribir su novela. Muchísimo tiempo que, a pesar suyo, tuvo que abandonar su sueño de ser escritora. Tal vez, tal vez si escribe un poco, su vida se sienta menos asquerosa, menos asfixiante, menos tétrica. Se quita los zapatos y el saco. Se recoge el pelo en una cola de caballo, enciende el monitor y abre su documento antiquísimo de word para comenzar:
Harta, Tatiana estaba harta de que todos le dijeran que hacer. Ponte a estudiar. Báñate. No te vistas de negro siempre. Píntate. Sonríe. Pon atención. ¡Deja de rayar siempre en esa libreta! Que horrible no entender la necesidad de escribir. Se lo pierden. Tal vez sea cierto que en lugar de estar escribiendo sus cuentos cursis debería estar tomando notas de física. Pero, ¿en qué momento iba ella a aplicar la segunda ley de Newton en su vida? Jamás.
Sus personajes la esperaban, y vivían para ella, trabajaban para ella, ella era la diosa de ese mundo. Ella era la creadora. ¡Qué sensación!Pero nadie la tomaba en serio, por vivir en medio: ni niña, ni adulta. Nadie la tomaba en serio por vestirse de negro siempre. Nadie la tomaba enserio porque escribía historias de niñas, cuentitos llenos de niñas en vestidos ampones y cursilerías. Porque parecían no cuadrar con su imagen oscura. Idiotas. Idiotas y superficiales. Tomó su libreta nueva y la abrió donde se había quedado:
No era tan fácil, estaba haciendo mucho calor y las medias, aunque blancas, le provocaba sofoco. Pero eran parte de su traje. Su vestido color palo de rosa de manga larga con una pequeña capita sobre sus hombros. A Ana, últimamente le gusta usar su pelo largo color café oscuro suelto y ondulado. Pero el calor, el calor la hacía vacilar. Terminó poniéndose un hermoso moño blanco que le ayudaba a recoger una pequeña fracción de su pelo en la parte de atrás de su cabeza. Y listo, estaba lista para salir. Bolsa en una mano, sombrilla en la otra. Le encantaba salir así al parque, la gente le tomaba fotos, porque vamos aceptándolo, era tan linda como una muñeca.
Y por eso lo hacia, desde que tenía doce años hasta ahora, cuatro años después, le gustaba vestirse así y salir a leer a algún parque público. La experiencia era en su mayoría hermosa, pero nunca faltaba gente loca. Y había cada personaje suelto, que se sentía mejor que ella en algún aspecto. Señoras que le decían que ya estaba grande para andarse disfrazando, niñas de su edad que se burlaban al pasar, niños de su edad que la veían con asco, y señores.. esos eran los peores. La veían con deseo. Eso la ponía a temblar. Pero luego se acercaba un niño y le pedía que si se podía tomar una foto con él, una niña que le preguntaba como le hacia para peinarse de ese modo; una muchacha que le preguntaba sobre donde compro el vestido o si lo había hecho ella misma, una ancianita que le pellizcaba la mejilla mientras le decía como le daba gusto ver a una niña de su edad leyendo en el parque. Y eso, eso la llenaba de alegría y compensaba los otros malos ratos.
Tatiana no estaba tan contenta con este fragmento, pero no quería arrancar la hoja de la libreta. Le gusto el vestido que describió para Ana, pero extrañamente sonaba a que Ana tenía los mismos problemas que ella solo por vestir diferente. Mejor se guardaba esa historia para cuando estuviera de mejor humor. Cerró su libreta y…
¿Y qué? Luisa no supo que seguía, se estaba oxidando. ¿Qué era lo que iba a hacer con Tatiana? Se acordaba de que quería explorar la adolescencia de una joven diferente, pero al hacerla un poco dark no sabía si estaba cayendo en un cliché apestoso, o realmente estaba logrando expresar lo difícil que es ser adolescente y tratar de ser diferente. La verdad ya no recordaba mucho ese sentimiento de rebeldía, su trabajo de godínez la estaba convirtiendo en un ser conformista y rutinario, a lo mejor tenía que hacer algo al respecto, abrió otra pestaña en su navegador y comentó a buscar imágenes de los lugares a los que siempre había querido ir, y se dio cuenta de que eso tampoco ayudaba. Algo tenía que hacer. 
Algo… que será bueno… Ya no se que sea lo que quiera Luisa. ¿Qué es lo que será esto? ¿Una comedia romántica? ¿Una historia de acción? ¿Una historia de fantasia? Todo lo anterior. No se que sigue. Mejor, mejor aquí le dejamos. Y apago la pantalla de mi celular.

Apr 7, 2016

Megami comenta

¡Hola mis queridos dos lectores!

Aquí una vez más rompiendo la cuarta pared… ni sé si hay pared o no, o si soy observada como un experimento raro por ustedes, me desvío. El caso es que hoy de nuevo vengo a platicarles que la próxima semana estaré en una mesa de lecturas en el ciclo de Pájaros de Invierno.

Si les interesa acompañarme sería el 14 de abril a eso de las 8 de la noche en el café Amatle. La verdad ni se que voy a leer, pero a lo mejor, a lo mejor leo avances de mis novelas y en el peor de los casos las entradas mas populares del blag.

También por ahí me andan jalando las orejas mis editores, y con justa razón. Prometo entrar en calendario lo más pronto posible para darles algunas entregas pendientes de las novelas. Pero eso de tener una doble vida es complicado, no sé cómo lo logran los super heroes, y peor cuando en realidad yo tengo una triple vida. Lo bueno es que sí cuento con mi pandilla para algunos pendientes.

Les puedo informar que SI ando trabajando en Polaris y Sombras, y que se apareció otra historia salvaje en el camino, que no es nueva para mi, pero nunca me había hablado tan fuerte y pues ya llevamos un capítulo de eso. Esperemos que no se atore todo en la puerta de salida. También me aventaron dos proyectos académicos de escritura y cuando les tenga noticias de eso, pues se las cuento.

En otro comercial: si alguno de ustedes, mis queridos dos lectores, gusta de las letras fantasiosas así como su servilleta, anímense a mandar su texto a Silma. Andan de casería literaria ¿Recomendaciones? Se original, ten un estilo propio, sigue las instrucciones y se tu mismo. Si no te sientes tan confianzudo, entonces participa en la convocatoria corta, y si dibujas, ¡no seas malo y mándame fan art!… ¿Qué? ¡Ah!, perdón, animate a ilustrar Dragón casero. Que por cierto, me gusto mucho. :D

Hablando de cuentos cortos, les recomiendo que se vayan apuntando en eso de Wattpad porque para Mayo, es probable (90%) que salga a la luz mi cuento La Bendecida. Jujuju.

Bueno, creo que ya me pase. Pero hace mucho que no platicabamos así. En fin, regresamos a la programación normal de este blag.


Mar 10, 2016

Todas las historias que no escribo...



Hay miles de millones de historias en mi cabeza. Miles de personajes: Hay una chica que olvida cosas por todos lados y siempre anda preocupada porque piensa que olvida cosas por todos lados y es cierto. Hay una niña de 16 años que es una hacker experta y su firma es un kaomoji de conejito que te pide que pases un buen día. Hay un hombre solitario que espera la llamada de su hija todos los días, para luego no responder porque sigue molesto con ella. Existe una gordita que gusta de salir en bikini a la playa y jugar con sus amigas en el agua. Hay un gato mágico que da buena suerte si le das de comer tuna fresca. Hay una mezcla de conejo, gato, borrego que es súper tierno pero no sirve para nada, hay otra joven que es una inepta socialmente, pero como interactúa lo menos posible con desconocidos pasa como una persona normal hasta que se le sale un comentario fuera de lugar, un comentario nerd o un simple mini ensayo sobre algún tema de su interés y todo queda arruinado, hay una chica gato totalmente amargada por la vida que a pesar de todo ama cuando le rascan detrás de las orejas y muchos muchos mas. Pero no todos salen, no todos son protagonistas, no todos quieren salir. No todos tienen una historia de esas miles de millones. Y les toca esperar.

Porque a pesar de esa vastedad, no todos están maduros, o completos. A pesar de la cantidad, no todas están listas, y no soy capaz de contártelas en el aire. A lo mejor no soy tan buena historiadora, o mis historias no maduran tan rápido. Todos esos "Que tal si.." que están atrapados dentro del universo de mi mente están buscando adoptar personajes y tropes e historias. Y cuando todo se junta, deciden que es tiempo de tocar la puerta y comenzar a molestar de manera mas seria y profesional. Deciden atacarme mientras estoy fuera con gente normal, deciden distraerme durante películas y series, deciden aparecer en sueños, hasta que me convencen de sentarme y darles forma en una página en blanco.


Excepto los fanfictions. Esos molestan todo el día, todos los días. Son súper necios. Pero se quedaran encarcelados para siempre. Para siempre dije.

Mar 3, 2016

Mi primer paseo

Yo vivo en un lugar donde nos controlaban todo. La humedad, la luz, el aire, quien se acercaba a nosotros. Nunca pensé que podría salir de allí. Algunas personas se tomaban el tiempo de conocerme y otras me pasaban por alto solo por mi cubierta. No cabe duda que son rápidos en hacer juicios. Ya estaba harto de estar en ese lugar, tenía ganas de conocer otras cosas, pero nunca se me daba la oportunidad. Un buen día una chica llego, y le parecí interesante. Me tomo entre sus demás pertenencias y me llevo consigo. Antes de que pudiéramos salir de aquel lugar debimos pasar por seguridad. Malditos policías. Fue algo difícil, pero gracias a su credencial y mi apropiada etiquetación lo conseguimos.


Me sentí tan bien, no pudo guardarme en su bolsa, así que me llevo entre sus brazos. Todo era tan fresco, era la primera vez que sentía el verdadero clima, el viento, aquel que yo había visto agitar otras hojas. Incluso me moje, si fue un desventurado incidente, pero rápidamente me secaron para que no me dañara. He de confesar que fue una experiencia única. Al fin, llegamos a nuestro destino final, si, un librero distinto, donde nada estaba en orden. Mis compañeros a la izquierda y derecha no tenían nada que ver conmigo, todos éramos de temas distintos. Sin orden, sin control, sin vigilancia. El sol era diferente a cada momento, se sentía el calor, el frío. Sin embargo no me preocupe por irme haciendo viejo, por cambiar de color, por ser diferente. Me gustaba estar ahí, entablar conversaciones con mis compañeros sobre ciencias naturales, había un libro de cuentos que nos amenizaba por las noches, incluso era vecino de una biblia con la que me gustaba platicar. Siendo un libro de programación todo lo que escuchaba anteriormente era sobre algoritmos y nuevas versiones que nos hacen obsoletos más rápido que nuestras fechas de catalogación. Desgraciadamente sabía que tenía que regresar a aquel lugar, sabía que tarde o temprano se vencería mí tiempo afuera, dos semanas si es que la chica era usuaria foránea, pero esperaba que me leyeran con tiempo, con pausa. Que mis hojas enseñaran algo a la muchacha. Porque yo tenía la seguridad de que este tiempo fuera no se iba a acortar porque alguien me separara en la biblioteca.